sábado, 19 de abril de 2008

Comentario a un artículo de A. Pérez Reverte

En el artículo sobre la Ley de Calidad de la Enseñanza de la Junta de Andalucía, que reproduzco más abajo íntegramente, Pérez Reverte atina en todo, pero se queda corto.
Es evidente, que a los señores de la Junta les importa un pimiento la educación de los andaluces. Lo que sí les interesa es la obtención de unas cifras con las que puedan demostrar que el fracaso escolar ha sido desterrado definitivamente de Andalucía. Como si el éxito o el fracaso escolar fuera una cuestión cuantitativa y no cualitativa.
La Junta ha demostrado la baja estima en que tiene a los enseñantes que trabajamos en Andalucía. Creían nuestros gobernantes, que con ponernos delante una zanahoria, bailaríamos a su son. Esto, por otra parte, no es de extrañar porque la Junta dialoga siempre con nuestros, supuestos, representantes sindicales de la enseñanza. Y de ellos, ya sabemos todos que ni representan ni enseñan, pero sí parece que se venden fácilmente a cambio de "sillones, liberados y dinerito". Hay que tener cara para aceptar que les paguen un suplemento por la calidad de " su enseñanza".
Ojo, señores, que la cosa no queda ahí. Los que inventaron el asunto muy listos no parecen, pero de mala uva andan bien despachados. El asuntillo es un caramelo envenenado, porque si un centro lo aprueba, mucha gente pensará que son unos vendidos, unos pelotas y unos peseteros; otros pensarán "por dinero baila el perro....", es decir, vaya con los profes, que sólo están dispuestos a esforzarse y a trabajar como es debido, si les ofrecen una suculenta propina.
Por otra parte, cabría pensar que el profesorado de los centros, que no lo aprueben, es un profesorado comodón, al que no se le motiva ni con dinero y al que lo único que le interesa es seguir como hasta ahora, sin esforzarse por mejorar la calidad de su trabajo.
La Junta habla del Plan de calidad, de bilingüismo, de ordenadores en las aulas, pero no habla de mantener la ratio en las aulas y no sólo en los papeles, no habla de dotar a los centros de todo el personal necesario, no habla de sueldos decentes.
¿Por qué, señores de la Junta y señores, más bien señoritos, de los sindicatos en vez de inventar tanto cuento chino, no negocian nuestra homologación con el resto del profesorado español? ¿Cómo es posible que un profesor andaluz cobre menos que uno catalán, vasco o canario? ¿No dice nuestra Constitución que todos somos iguales sin distinción de raza, religión, etc.? ¿Es justo que haciendo el mismo trabajo cobremos más o menos según la comunidad autónoma donde ejercemos ese trabajo?
Pero sale mucho más barato el nuevo invento que meterle mano a los problemas y, sobre todo, queda monísimo en la prensa.
Señores, que estamos ya muy hartos y muchos de nosotros decimos aquello de "a otro perro con ese hueso".
A continuación reproduzco el artículo comentado:

Subvenciones, maestros y psicopedagilipollas
Me sigue sorprendiendo que se sorprendan. O que hagan tanto paripe, cuando en realidad no les importa en absoluto. Ni a unos, ni a otros. Y eso que todo viene seguido, como las olas y las morcillas. La ultima ?estudio internacional sobre alumnos de Primaria, o como se llame ahora? es que el numero de alumnos espa?oles de diez a?os con falta de comprension lectora se acerca al 30 por ciento. Dicho en parla normal: uno de cada tres crios no entiende un carajo de lo que lee. Y a los 18 a?os, dos de cada tres. Eso significa que, mas o menos en la misma proporcion, los zagales terminan sus estudios sin saber leer ni escribir correctamente. Las deliciosas criaturas, o sea. El baculo de nuestra vejez.

Pero tranquilos. La Junta de Andalucia toma cartas en el asunto. Fiel a la tradicional politica, tan espa?ola, de subvenciones, ayudas y compras de voto, y ademas le regalo a usted la Chochona, la manta Paduana y el paquete de cuchillas de afeitar para el caballero, a los maestros de alli que les van a dar siete mil euros uno encima de otro. Lo que demuestra que son ellos quienes tienen la culpa: ni la Logse, ni la falta de autoridad que esa ley les arrebato, ni la a?eja estupidez analfabeta de tanto delincuente psicopedagogico y psicopedagocratico, inquilino habitual, gobierne quien gobierne, del ministerio de Educacion. Los malos de la pelicula son, como sospechabamos, los infames maestros. Asi que, oigan. A motivarlos, para que espabilen. Que la pretendida mejora de resultados acabe en aprobados a mansalva para trincar como sea los euros prometidos ?una tentacion evidente?, no se especifica, aunque se supone. Lo importante es que las estadisticas del desastre escolar se desplacen hacia otras latitudes. Y los sindicatos, claro, apoyan la iniciativa. Consideren si no la van a apoyar: ya han conseguido que a sus liberados, que llevan a?os sin pisar un aula, les prometan los siete mil de forma automatica, por la cara. Y mas ahora que, de aqui a tres a?os, con los nuevos planes de la puta que nos pario, un profesor de instituto ya no tendra que saber lengua, ni historia, ni matematicas. Le bastara con saber como se ense?an lengua, historia y matematicas. Y mas si curra en Espa?a: el unico pais del mundo donde los profesores de griego o latin ense?an ingles.

Asi, felices de habernos conocido, seguimos galopando alegremente, toctoc, tocotoc, hacia la nada absoluta. Todavia hay tontos del ciruelo ?y tontas del frutal que corresponda? sosteniendo imperturbables que leer en clase en voz alta no es pedagogico. Que ni siquiera leer lo es; ya que, segun tales capullos, dedicar demasiado tiempo a la lectura antes de los 14 a?os hace que los chicos se aislen del grupo y descuiden las actividades comunes y el buen rollito. Y eso de ir por libre en el cole es mentar la bicha; te convierte en pasto de psicologos, psicoterapeutas y psicoterapeutos. Cada peque?o cabron que prefiere leer en su rincon a interactuar adecuadamente en la actividad plastico-formativo-solidaria de su entorno circunflejo, por ejemplo, torpedea que el dia de ma?ana tengamos ciudadanos aborregados, acriticos, ejemplarmente receptivos a la demagogia barata, que es lo que se busca. Mejor un bobo votando segun le llenen el pesebre, que un resabiado culto que lo mismo se cisca en tus muertos y vete tu a saber.

El otro dia tome un cafe con mi compadre Pepe Perona ?, gru?ia?, que pese a ser catedratico de Lengua Espa?ola exige que lo llamen maestro de Gramatica. Le hable de cuando, en el cole, nos disponian alrededor del aula para leer en voz alta el Quijote y otros textos, pasando a los primeros puestos quienes mejor leian. . Luego me ilustro con algunas experiencias personales: una universitaria que lee siguiendo con el dedo las lineas del texto, otro que mueve los labios y la cabeza casi deletreando palabras? Una tarde parda y fria de invierno. Punto. Los colegiales estudian. Punto. Monotonia de lluvia tras los cristales. Despues, tras corregir las faltas de ortografia, mandare escribir cien veces: Analfabeto se escribe sin hache; y luego, lectura en voz alta: En un lugar de la Mancha, etcetera>. Lo mire, divertido. . Asintio el maestro de Gramatica. . Sonreia mi amigo, malevolo y feliz, encantado con la idea; y pense que asi debio de sonreir Sanson entre los filisteos.

miércoles, 9 de abril de 2008

¿Por qué fracasan todos los planes de educación?

Resulta llamativo que siempre, y lo elabore quien lo elabore, el Plan de Educación de turno fracasa. Es como una especie de ley natural, como una maldición.
Cabría preguntarse por la razón de tan reiterado fracaso y es de suponer que los organismos y personas competentes, quizá no tanto, en estos asuntos lo hayan hecho en más de una ocasión sin que al parecer se haya detectado el origen del problema.
A mí, que lo único que sé de educación es lo poquito que he aprendido en los veintisiete años que llevo trabajando, se me ocurre que si a la hora de hacer esos planes consultaran y tuvieran en cuenta las opiniones de los profesionales de la enseñanza, tal vez esos planes se adecuarían a la realidad y serían más eficaces para hacer frente a los problemas educativos actuales.
Señores ministros, consejeros y demás burócratas, no se trata de llenar folios y folios de hermosas palabras, demagogia, objetivos fantásticos, pero inalcanzables, palabrería sobre una igualdad de oportunidades que nunca se pone en práctica, etc.
Se trata de elaborar unos planes serios, que partan de la realidad que tenemos y planteen unos objetivos viables y que se adapten a las verdaderas necesidades actuales. Por ejemplo, una necesidad real es que el alumno conozca su propia lengua, que sea capaz de expresarse correctamente, que lea y comprenda lo leído. Sin embargo, pretender que el alumno reciba las clases de Matemáticas en inglés (centros bilingües) es demagogia cara, palabrería y sería cachondo, si no fuera trágico.